Cada vez el mundo parece más pequeño y los atletas viajan por todo el globo participando en competiciones en otras ciudades, países e incluso otros continentes. Ya se trate de atletas de élite o de atletas populares, estos cambios de residencia, que en ocasiones suponen largos periodos de tiempo fuera de casa, plantean nuevos retos y desafíos para los deportistas:
- La rutina se interrumpe mientras se viaja al nuevo destino, lo que implica en muchas ocasiones suspender entrenamientos.
- En ocasiones se produce un desfase horario y puede provocar jet lag.
- Cambio de clima y del entorno cuando se viaja a otros lugares.
- Sustitución de la comida casera por comida pre-cocinada, comida rápida o de restaurantes, en cualquier caso distinta de la usual.
- Muchos alimentos a los que están habituados y que suponen la base de su alimentación pueden no estar disponibles o no se pueden conseguir fácilmente.
- Nuevos alimentos, costumbres culinarias distintas o una higiene deficiente pueden provocar problemas gastrointestinales.
- Excitación y distracción por un ambiente nuevo.
La diferencia la marcan los pequeños detalles
El atleta que ha preparado duramente una competición debería evitar o buscar soluciones, en la medida de lo posible, a estos desafíos para no tirar por tierra todo el trabajo realizado. Una pequeña planificación y poner el foco en algunos detalles, pueden suponer la diferencia entre disfrutar de la satisfacción del trabajo bien hecho o un mal recuerdo en la experiencia de competir fuera de casa.
Fuente | IAAF
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